¿No entiende que es lo que pasa?




Por: Walter Arrázola
Ex Diputado





Perdónenme por la insistencia fatigosa y angustiosa de esta pregunta. Y es que al ver el avance de la más temible forma de lucha política o de “estrategia envolvente” en el país para destruir la democracia me hace reflexionar en la historia.


Lenín nunca oculto su fascinación por la Revolución Francesa y no era por la Igualdad, Fraternidad y Libertad, sino por “el terror” que impuso la Revolución; y que luego él lo aplico en la revolución Rusa. Igual que quienes gobiernan hoy a lado de Evo Morales.


Maximiliano Robespierre “el incorruptible”, en la Revolución Francesa fue toda su vida enemigo de la pena de muerte, pero guillotinó sin descanso, porque “el principio del gobierno constitucional es conservar la República; la del gobierno revolucionario es fundarla. El gobierno constitucional se ocupa principalmente de la libertad civil; y el gobierno revolucionario de la libertad pública. Bajo el régimen constitucional es suficiente con proteger a los individuos de los abusos del poder público; bajo el régimen revolucionario, el propio poder público está obligado a defenderse contra todas las facciones que le ataquen. El gobierno revolucionario debe a los buenos ciudadanos toda la protección nacional; a los enemigos del pueblo no les debe sino la muerte”, explicaba Robespierre en su “teoría del gobierno revolucionario” que puede encuentrarla en Wikipedia.


Lo mismo que repitió el Che cuando decía: “En el juicio revolucionario hay que oír al acusado y después fusilarlo; no estamos haciendo debido proceso sino la revolución”.


El viceprediente de Bolivia Garcia Linera, dijo que consideraba a Evo Morales como Robespierre, él se autocalificó como el último Jacobino.


¿Quién no entiende que es lo que pasa? Estamos ante un necomunismo, que ha sustituido la lucha de clases por la lucha de etnias, al constitucionalizar la discriminación y catalogación de la ciudadanía entre los que son Nación y Pueblos indígenas originario campesinos y los otros o “interculturales”, los primeros con más derechos y menos obligaciones que los segundos.

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