Mitos, racismo, Juan Ramón Quintana y otros animales
Por: Walter Javier Arrázola M.
Diputado Nacional
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En Bolivia nos encontramos ante un gobierno de mitos, tanto en su política como en su economía, en su etnicismo y sobre todo en sus discursos. En realidad, su E.X. el señor presidente de Bolivia, Juan Evo Morales Ayma, es la máxima expresión de un mito indígena/clasista/socialista.
Pero, ¿qué son los mitos? Son las narraciones imaginarias acerca de los antiguos dioses y héroes que tuvieron las distintas civilizaciones en el mundo. Se inventaron para explicar los fenómenos de la naturaleza de manera no científica; es más, las religiones en su esencia tienen un punto de partida mitológico, puesto que algunas de las explicaciones que dan no tienen una base lógica o razonada. En la época moderna se utilizó la mitología en las ideologías políticas para la explicación de la redención y salvación de los pueblos a través de sus líderes elegidos, sean estos nacional-socialistas, fascistas y/o comunistas, todo es cuestión de fe. Como lo fueron los gobiernos autoritarios de Hitler, Stalin, Mussolini o Franco, cargados de “mitos”, racismo, símbolos, cinismo, mentira y nada de realidad.
Por ejemplo, el último mito de los discursos cínicos del Gobierno de su E.X. es cuando el Prefecto y Comandante del Departamento de Santa Cruz, Rubén Costas Aguilera, dijo que el mandatario venezolano era el “macaco mayor”, rata, dictadorzuelo, golpista, sinvergüenza y cobarde, y el ministro de la presidencia, Juan Ramón Quintana, tildó de racista y xenófobo el discurso del prefecto.
Al afirmar que Chávez es “macaco mayor” está llamando “macaco menor” al presidente de Bolivia, lo cual demuestra que el prefecto es "racista", decía el ministro Quintana. El adjetivarlo de “macaco mayor” es racismo, según el Ministro.
El mitólogo Quintana explicaba que “al disminuir la condición humana de un ciudadano, da la impresión de que la mentalidad del prefecto de Santa Cruz se ha mantenido congelada durante 500 años. Los conquistadores españoles despojaron a los indígenas de su condición humana y tenían hace cinco siglos la misma mentalidad que el prefecto de Santa Cruz”.
La ignorancia es atrevida, amante del prejuicio y pariente del ministro Quintana. Con esas declaraciones asevera que los animales son percibidos como inferiores al hombre y al presidente de Bolivia se lo señala como a un mono; es decir, a su E.X. lo compara con el mono Paz Estensoro del MNR.
La política boliviana ha estado llena de animales: antes teníamos al Zorro Berzaín, ahora remplazado por la Hiena Quintana, el Perro Contreras, la Iguana San Miguel, el Burro Choquehuanca y el Ornitorrinco Arce en el Poder Ejecutivo. En el Legislativo tenemos las ovejas de medio pelo levanta-manoS de Torrico, Navarro y Peredo, entre otros.
En las culturas arcaicas como las indígenas, por el contrario a lo que dice el ministro Hiena, el animal es en muchos casos superior al humano, en tanto que es capaz de comunicarse con los dioses o ser la forma de manifestación o encarnación de la divinidad misma. Es decir, le importaban un rábano lo que decían los españoles con su mito judeo-cristiano de la Religión Católica. Ellos tenían su cosmovisión indígena que mimetizaron, realizando un sincretismo de las mismas para su sobrevivencia.
Por ejemplo, en la historia antigua los griegos relacionaron a los animales con el simbolismo que representaba cada animal: el toro encarna virilidad y el poder masculino, el cisne es fálico y el águila representa la apoteosis y el poder del cielo; decían que un águila portaba los rayos, principal arma de Zeus.
Muchas deidades egipcias adoptaron total o parcialmente forma animal y, en general, la naturaleza del animal reflejaba la personalidad de la divinidad. En ocasiones representaron a Nut -la diosa del cielo- como una cerda. ¿Se la imagina a la ex ministra Alicia Muñoz como la diosa cerda?
En parte de Bolivia, la del Tahuantinsuyo, el cóndor es un animal sagrado. Tal vez se deba a que las aves representan siempre para el hombre una metáfora de la ascensión y de la libertad, como los griegos. La principal figura esculpida en la gran Puerta del Sol es la imagen de la divinidad Viracocha: “está de pie, con la cabeza circundada por rayos que representan cabezas de felinos y serpientes; en cada mano tiene asido un cetro cuyo extremo lleva una escultura en forma de cabeza de cóndor; lo rodean tres hileras de personajes en marcha; los del medio lucen máscaras de cóndor”, según Henri Lehmann.
En uno de los monolitos de Tiwanaku, el monolito Bennett, aparecen tres elementos: cóndor, pez y felino. El cóndor se vincula al cielo o mundo de arriba y el pez al mundo de abajo. ¿Se lo imagina al ministro Choquehuanca haciendo el amor con el monolito Bennett?
Por otro lado, en el Templo del Sol se realizaban ceremonias religiosas en las que se sacrificaban animales, salvo algunos de carácter totémico como el puma y el cóndor. Dentro del ritual aymara, los milicos en Viru Viru no pudieron sacrificar al león despierto de Santa Cruz, más bien “salieron con la cola entre el rabo”, sin un animal para su sacrificio.
Para los incas el cóndor o Apu Kuntur era un “Mensajero de los Dioses”, que voló hacia el nivel superior del mundo religioso (el Hanan Pacha) para luego llevar las plegarias a los dioses. Es la unión entre el Hanan Pacha con el Kay Pacha. Representa la inteligencia y enaltecimiento o exaltación. Todos los días el cóndor eleva el sol sobre el cielo. Las tradiciones cuentan que un cóndor muerto cayó en la “Casa de las Vírgenes del Sol”, lo que fue interpretado como un anuncio de la destrucción de Tahuantinsuyo.
Hoy su E.X. el presidente de la República, Juan Evo Morales Ayma, ha sido llamado “mono menor” por la interpretación y extrapolación de su propio Ministro Hiena. ¿Se ha caído un cóndor muerto en el Palacio?
¿Cuál será la construcción de los elementos simbólicos de este nuevo mito emergente en Bolivia, en torno a la imagen de Juan Evo Morales Ayma? ¿El mono haciendo el amor a los monolitos?
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