Por: Walter Javier Arrázola Mendivil
Ya no es la misma que teníamos en los 30, en los 60 o los 80, que nos proyectaron para que estemos como estamos, con todos los problemas que conllevaron también en la construcción de un colectivo socioeconómico y cultural. Tuvieron conflictos de intereses, egoísmos, diferencias, pero ante todo tuvieron utopías. Fueron visionarios, el resultado es la Santa Cruz que tenemos, y somos lo que somos, a pesar del crecimiento desproporcionado de nuestra ciudad.
Los índices de analfabetismo, de desarrollo humano, de pobreza y otros tantos, son los mejores frente a los demás bolivianos. Mucho esfuerzo, mucho trabajo, emprendimiento privado coordinado con inversión pública. Plan Bohan, gran comité de Obras Públicas, gran Cordecruz, grandes cooperativas, grandes cruceños aquellos.
Vemos como el desarrollo económico no está acompañado de un desarrollo urbano menos aún social. Nos ilusionamos en estos últimos seis años de lucha autonómica pensando que la dirigencia estaba madura para la verdadera revolución: la Federal; es bueno que se sepa que por estrategia todos acordamos que sea Autonómica y no Federal para poder penetrar al occidente de Bolivia. Líderes anónimos participaron en la construcción de un gran discurso para la unidad de las masas o de clases, para la descentralización del poder y buscar la construcción de un liderazgo intelectual y competitivo. La nueva política y la nueva élite burocrática pública debió nacer en Santa Cruz, preparar gente para la administración pública, vale decir tecnócratas políticos y administradores públicos. En lo privado lo teníamos hecho, solo faltaba lo político, faltaba un proyecto político.
La actual élite es un fracaso; colapso, heredo todo y se quiso apropiarse de todo, desperdicio todo y no hizo nada ni dejo hacer nada, ni por ellos peor por su pueblo. Hablando en términos marxistas no tienen “conciencia de la clase”, o como escribiría el periodista Ronald Méndez “lo único que les interesa es la quinta y el quinto”. Los nuestros, que lejos están de los empresarios y del poder económico de Honduras, que se las jugo por su pueblo y reto al imperio, “conciencia de clase”.
Hoy estamos manejados por empresarios parásitos del capitalismo de Estado, obviamente con muchísimas excepciones y grandes hombres, que no son realmente competitivos menos liberales o de derecha. Estos parásitos buscaron y buscan beneficios de todos los gobiernos y esferas de poder político central para mantener un poder económico efímero ¿Por qué no pudimos conseguir la Autonomía u otra cosa, en el gobierno de Carlos Mesa? ¿O acaso basto una licitación de una carretera para truncarla? Siempre, Santa Cruz cuando actúa como sociedad civil política organizada para luchar por algo y estábamos por conseguirlo fracasábamos, y todo el esfuerzo se desvanecía.
Hoy no tenemos una élite, sino simplemente sanguijuelas del capitalismo de Estado, que buscan beneficios en licitaciones de toda índole, condonaciones o beneficios de otro tipo, a cambio de corrupción o apoyo institucional con los grupos de presión que se ostentan en nombre de todos. La verdad, nos utilizaron, aunque nosotros también lo utilizamos. No supieron construir un poder real, menos aún reproducirlo, y bloquearon a quienes eran “libres pensadores” y aspiraban a la reconducción del poder y la toma del mismo.
Hoy, la institucionalidad cruceñas tienen que ser retomada, con todos los puntos estratégicos de decisión y acción, o estaremos perdidos y entregados por unos cuantos ante el poder central de La Paz que hoy ya es nuevamente el poder económico y político.
Para construir, siempre hay que recordar, leer la historia, y aprender las lecciones de aquellos viejos cruceños, que forjaron su fortuna y empresa en la pobreza y construyeron en el tiempo riqueza, nos mostraron el camino cierto. Riqueza acompañada del desarrollo social, cultural y humano que hoy nos acompañan. Esos pioneros que “desencantaron la tierra” y descubrieron el Gran Paititi no en los mitos, sino en el esfuerzo y el trabajo diario y continuo.
Aquellos cruceños que comprendieron que la gota de sudor en la frente, no hace más o menos humano, sino más o menos rico pero iguales ante sus pares. Nos enseñaron a descubrir que el Gran Paititi estaba en nuestras narices, cayendo en una gota con el esfuerzo, que se encontraba en nuestro propio sudor, que se miraba en el horizonte y se lo limpiaba con el brazo con un suspiro de un sueño a conseguir.
Santa Cruz hoy es una sociedad en decadencia. Pero toda crisis es buena, de todo ciclo hay una caída pero llega una recuperación, y de esa, depende de nosotros para que sea constante y no vuelva a caer sino crecer hacia el horizonte que nos propongamos que planifiquemos, que soñemos y añoremos.
Nuestra generación tiene que tomar las riendas, encaminar la lucha, el desarrollo y buscar la prosperidad de nuestra gente. Estamos ante momentos históricos, se han develado nuestros enemigos internos. Nos toca asumir el liderazgo y reemplazar a esa elite decadente, corrupta, centralista, inoperante e ignorante. Tenemos que ser como nuestros abuelos, como los cruceños de antes. No como esta generación vendida y negociadora de principios y valores.
Hoy empezamos a romper las cadenas internas, y debemos hacer nuestra propia revolución, comenzar con lo que hicimos en mayo y septiembre del 2008 y nos lo quisieron robar.
Ya no es la misma que teníamos en los 30, en los 60 o los 80, que nos proyectaron para que estemos como estamos, con todos los problemas que conllevaron también en la construcción de un colectivo socioeconómico y cultural. Tuvieron conflictos de intereses, egoísmos, diferencias, pero ante todo tuvieron utopías. Fueron visionarios, el resultado es la Santa Cruz que tenemos, y somos lo que somos, a pesar del crecimiento desproporcionado de nuestra ciudad.
Los índices de analfabetismo, de desarrollo humano, de pobreza y otros tantos, son los mejores frente a los demás bolivianos. Mucho esfuerzo, mucho trabajo, emprendimiento privado coordinado con inversión pública. Plan Bohan, gran comité de Obras Públicas, gran Cordecruz, grandes cooperativas, grandes cruceños aquellos.
Vemos como el desarrollo económico no está acompañado de un desarrollo urbano menos aún social. Nos ilusionamos en estos últimos seis años de lucha autonómica pensando que la dirigencia estaba madura para la verdadera revolución: la Federal; es bueno que se sepa que por estrategia todos acordamos que sea Autonómica y no Federal para poder penetrar al occidente de Bolivia. Líderes anónimos participaron en la construcción de un gran discurso para la unidad de las masas o de clases, para la descentralización del poder y buscar la construcción de un liderazgo intelectual y competitivo. La nueva política y la nueva élite burocrática pública debió nacer en Santa Cruz, preparar gente para la administración pública, vale decir tecnócratas políticos y administradores públicos. En lo privado lo teníamos hecho, solo faltaba lo político, faltaba un proyecto político.
La actual élite es un fracaso; colapso, heredo todo y se quiso apropiarse de todo, desperdicio todo y no hizo nada ni dejo hacer nada, ni por ellos peor por su pueblo. Hablando en términos marxistas no tienen “conciencia de la clase”, o como escribiría el periodista Ronald Méndez “lo único que les interesa es la quinta y el quinto”. Los nuestros, que lejos están de los empresarios y del poder económico de Honduras, que se las jugo por su pueblo y reto al imperio, “conciencia de clase”.
Hoy estamos manejados por empresarios parásitos del capitalismo de Estado, obviamente con muchísimas excepciones y grandes hombres, que no son realmente competitivos menos liberales o de derecha. Estos parásitos buscaron y buscan beneficios de todos los gobiernos y esferas de poder político central para mantener un poder económico efímero ¿Por qué no pudimos conseguir la Autonomía u otra cosa, en el gobierno de Carlos Mesa? ¿O acaso basto una licitación de una carretera para truncarla? Siempre, Santa Cruz cuando actúa como sociedad civil política organizada para luchar por algo y estábamos por conseguirlo fracasábamos, y todo el esfuerzo se desvanecía.
Hoy no tenemos una élite, sino simplemente sanguijuelas del capitalismo de Estado, que buscan beneficios en licitaciones de toda índole, condonaciones o beneficios de otro tipo, a cambio de corrupción o apoyo institucional con los grupos de presión que se ostentan en nombre de todos. La verdad, nos utilizaron, aunque nosotros también lo utilizamos. No supieron construir un poder real, menos aún reproducirlo, y bloquearon a quienes eran “libres pensadores” y aspiraban a la reconducción del poder y la toma del mismo.
Hoy, la institucionalidad cruceñas tienen que ser retomada, con todos los puntos estratégicos de decisión y acción, o estaremos perdidos y entregados por unos cuantos ante el poder central de La Paz que hoy ya es nuevamente el poder económico y político.
Para construir, siempre hay que recordar, leer la historia, y aprender las lecciones de aquellos viejos cruceños, que forjaron su fortuna y empresa en la pobreza y construyeron en el tiempo riqueza, nos mostraron el camino cierto. Riqueza acompañada del desarrollo social, cultural y humano que hoy nos acompañan. Esos pioneros que “desencantaron la tierra” y descubrieron el Gran Paititi no en los mitos, sino en el esfuerzo y el trabajo diario y continuo.
Aquellos cruceños que comprendieron que la gota de sudor en la frente, no hace más o menos humano, sino más o menos rico pero iguales ante sus pares. Nos enseñaron a descubrir que el Gran Paititi estaba en nuestras narices, cayendo en una gota con el esfuerzo, que se encontraba en nuestro propio sudor, que se miraba en el horizonte y se lo limpiaba con el brazo con un suspiro de un sueño a conseguir.
Santa Cruz hoy es una sociedad en decadencia. Pero toda crisis es buena, de todo ciclo hay una caída pero llega una recuperación, y de esa, depende de nosotros para que sea constante y no vuelva a caer sino crecer hacia el horizonte que nos propongamos que planifiquemos, que soñemos y añoremos.
Nuestra generación tiene que tomar las riendas, encaminar la lucha, el desarrollo y buscar la prosperidad de nuestra gente. Estamos ante momentos históricos, se han develado nuestros enemigos internos. Nos toca asumir el liderazgo y reemplazar a esa elite decadente, corrupta, centralista, inoperante e ignorante. Tenemos que ser como nuestros abuelos, como los cruceños de antes. No como esta generación vendida y negociadora de principios y valores.
Hoy empezamos a romper las cadenas internas, y debemos hacer nuestra propia revolución, comenzar con lo que hicimos en mayo y septiembre del 2008 y nos lo quisieron robar.
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