¡Mi Honduras querida!


Por: Walter Javier Arrázola Mendivil
Diputado Nacional

Gracias por devolvernos la esperanza y la fe. Nos has mostrado que la dignidad de un pueblo no puede ser pisoteada por un dictador extranjero como Hugo Chávez, peor aún por un imperio en decadencia.
Gracias hondureños por su valentía y responsabilidad ante su patria, por la prudencia que han demostrado, y por el camino justo y correcto trazado para que nuestros países lo sigan. Recuperen la libertad y reconquisten la democracia, que fue usurpada momentáneamente por los comunistas y terroristas de ayer.
Mi gratitud por las enseñanzas y la fuerza que nos trasmiten, para que no decaigamos en la lucha por la libertad. Mi apoyo moral ante ustedes, y un abrazo fuerte a todos y cada unos de los hondureños que defienden su patria, su Constitución y sus leyes. Un brindis por aquellos que arriesgan su “comodidad” y en algunos casos su vida por la libertad. De qué nos sirve vivir esclavos y atemorizados como lo están algunos venezolanos ante Hugo Chávez, los cubanos ante la mafia castrista o los bolivianos ante Evo Morales y sus milicias fascistas, a las que llama movimientos sociales.
Los totalitarios y colectivistas del presente quieren que caigas, mi Honduras querida, porque saben que sus horas están contadas y que eres un ejemplo y una lección al mundo, de dignidad y moral. Los hondureños son la historia viva de una epopeya que recién ha comenzado.
Muchos de los criminales y asesinos que en nombre del marxismo actuaron impunemente y que no pisaron la cárcel ni cumplieron sus condenas, hoy te quieren juzgar. La historia no te juzgará, mi Honduras querida, sino que te dará la razón, porque con tus acciones valientes y decididas empieza a estructurarse la sociedad civil del continente de la esperanza, que ha visto la injusticia que te pretenden hacer.
No claudiques, que nosotros te apoyaremos. No tengas miedos ni desfallezcas, que Dios es nuestro aliado y estamos con la verdad y la causa es justa.
Los delincuentes de hoy y los terroristas de ayer han tomado la OEA, las Naciones Unidas y las organizaciones de derechos humanos. Han tomado nuestros Estados. Un mea culpa, porque no supimos frenar a los malos políticos, ni encarcelar y juzgar a los delincuentes a quienes les dimos leyes de indulto y amnistías en busca de una paz que, ahora, nos damos cuenta que fue efímera.
Ellos se aprovecharon de esos errores y nos hicieron creer que eran demócratas. Quienes combatieron a las guerrillas, a los terroristas y defendieron la vida y la patria de nuestros pueblos, están siendo metidos a la cárcel, sometidos a juicios ilegales. Hoy tenemos que recuperar nuestras instituciones, nuestros Estados, nuestra dignidad, nuestra solidaridad. Tenemos que recuperar las repúblicas y la institucionalidad en América Latina, tenemos que recuperar nuestras fuerzas armadas que están siendo capturadas por los delincuentes y asesinos en nombre del marxismo.
Tenemos que luchar junto con ellas cuando nos las quieran destruir para sustituirlas por milicias del pueblo y del partido socialista de turno. Debemos recuperar la fe y la legitimidad de los militares para con la democracia y nuestros Estados. ¿Cuántos militares presos políticos existen actualmente en América Latina sometidos a juicios ilegales por los antiguos terroristas? Los victimarios se quieren mostrar como víctimas.
Mi Honduras querida, nos has dado una bofetada en la cara y nos has dicho: sí señores, se puede. Reaccionen a pesar de las tempestades, que quienes no luchan por su libertad no merecen tenerla.

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